miércoles, 26 de agosto de 2009

Película para el TP de análisis

PELÍCULA ELEGIDA: PERSONA (INGMAR BERGMAN, 1964)
ESCENA ELEGIDA: “Monólogo doble” (01:06:00)


Persona es el desarrollo en imágenes del alma de una persona. Una persona que no necesariamente tiene un solo cuerpo, y que es en realidad, sólo un rostro. Los cuerpos son la excusa para encontrar, en sus distintos choques, las verdaderas dimensiones y posiciones de los aspectos del alma de la persona. Y ésta Persona es una lectura de Bergman sobre el rostro de toda la humanidad.

Hay una búsqueda de conexión con lo imposible de ver, con lo que no se vio, y con lo que no se quiso ver. La secuencia onírica inicial, además de demostrar que es sólo el cine el que es capaz de llevar este misterio a los ojos (toda la película es en realidad una emulación de una proyección cinematográfica dentro de sí misma), funciona como la representación de todo aquello que sucede en el film. Dado a que se demuestra que aquello que se ve es una proyección de una dualidad de rostros o identidades (la imagen del niño frotando una especie de “pantalla” con los dos rostros), podemos entender que todo Persona se encarga de hacer funcionar al personaje de Alma como la proyección cinematográfica del interior de Elizabeth.

Cerca del principio, cuando se plantea la situación o el argumento de la película, hay un instante que se reserva para cada personaje. Como si Bergman le permitiera a cada una demostrarle a la cámara cuál es el estado actual de las cosas de acuerdo a su percepción. El momento de Alma es, como también lo será durante toda la película, un monólogo. El primero que experimenta, cuando todavía no sabe lo que sus palabras pueden generar cuando chocan con la muda que la escucha y la ve. El momento de Elizabeth es más complejo, porque no puede hablar. La luz que Bergman apaga en un fundido lentísimo es de alguna forma percibida por Elizabeth. La mitad de su rostro se apaga. Falta. Inmediatamente ella se reincorpora y se lamenta. En este momento la Persona de Bergman no está constituida y no está en funcionamiento porque los choques entre las afecciones de Alma y Elizabeth no están en juego.

Más adelante, gracias a que en Alma (por la mudez de Elizabeth) se produce una apertura casi involuntaria de su vida (con sus relatos de los secretos más profundos de sí misma), seremos capaces de ver aquella proyección que es el personaje de Alma. Ese agujero en el rostro de Elizabeth empieza a ser ocupado por la imagen de Alma, sin que todavía Elizabeth pueda reconocer aquello que, cerca del final, Alma le obliga a ver (el largo monólogo multiplicado por dos). Entonces, todo remite al niño y gira a su alrededor. El niño no querido y negado de Elizabeth, y el no nacido y abortado de Alma. Son el mismo niño porque la mirada sobre ellos es la misma. Bergman se encarga de filmarlos a los dos de la misma manera, porque no puede ver la diferencia. Y ese niño es el que nadie escuchó. Es el monje que se inmola en protesta. Es el niño del ghetto de Varsovia. Aquello que nuestra Persona, como representante de lo que somos, ha decidido dejar de mirar.

Alma y Elizabeth son lo mismo pero sus tiempos están desfasados. Alma puede ver el problema de Elizabeth, su inmersión en la nada, o abstracción intencional y progresiva de la realidad, y por eso la obliga a empezar de cero. A poder decir primero sólo una cosa. “Nada”. Sin ese paso sería imposible para ella poder volver a hablar. Elizabeth debe empezar desde cero. Podría decirse que Alma funciona como el contenido fílmico de la persona de Elizabeth, y que Elizabeth es el cine mismo. Entonces Persona es un reconocimiento por parte del cine, de que no puede volver con impunidad a aquellos rincones de la memoria que están vacíos. No puede meterse en estos pozos sin antes poner delante de sí mismo aquellos vestigios que siguen apareciendo en nuestros rostros. Esa es la nada.

El rostro que Bergman decide ver para referirse a eso es compuesto, está fragmentado y desfasado. Como si uno hubiese decidido apagarse (Elizabeth) y el otro seguir encendido (Alma). Y en el monólogo de clímax se puede evidenciar entonces qué funciones cumplen los rostros de cada una. De ahí su repetición. El de Elizabeth se corresponde con una afección interior. Son sus facciones mirando el interior de su ser a través de Alma y a cuyo rostro le sucede algo inverso. Ella puede ver, a través de las facciones de Elizabeth, a su propio rostro. El cuerpo se ve distinto, pero el rostro es el mismo. La Persona está completada, y es triste, porque está vacía. El “relleno” del hueco del rostro de Elizabeth es aquello que su choque con Alma le proporciona. Pero sólo le sirve para ver el vacío de su interior. Del interior de la Persona.


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La diégesis que nosotros presentamos esta situado en una guerra de un tiempo indeterminado en un mundo que ha seguido su marcha, totalmente diferente en apariencia al mundo que nosotros conocemos. La historia de nuestro corto se desarrolla en un lugar aislado de todo ese mundo donde vive una persona sola y que recibe una visita; En PERSONA la historia de las dos protagonistas se desarrolla en un mundo terrible que Bergman compone a partir de un personaje que se auto aisla y otro que saca a la luz ese aislamiento, en nuestro caso este ultimo se corresponde con nuestro visitante.

1 comentario:

  1. Hola! Lindo proyecto. Me parece bien que tomen como referencia a Bergman, ya que se caracteriza, jstamente, por lograr un grado tal de aislación que difícilmente veremos en una de sus pelis a más de 5 personajes (extras incluidos). Les recomiendo "El silencio" si es que no la vieron.
    Saludos!!!

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